CAPITULO UNO

Parecía un sueño. Íbamos en el coche de camino al aeropuerto. En menos de una hora estaríamos volando a Londres. Madre mía, no podíamos creerlo. ¡Londres! Suponía ir al sitio en el que siempre habíamos soñado estar las tres. Y nadie más. En nuestro loft en el mismo centro de la ciudad. ¡Todo un año entero allí! Cuánto mas tiempo pasaba, más pensaba que me iba a despertar de un momento a otro. Ya llegamos al aeropuerto. Ahora tocaba despedirse. Pff… Todo el mundo odia las despedidas, y nosotras no éramos una excepción. Echaría de menos a mi madre. Bueno, la llamaría casi todos los días, eso seguro.

- Te voy a echar mucho de menos cariño, no olvides que aquí está tu hogar y tu familia y amigos, te estaremos esperando.- dijo mi madre. Yo no sé por qué, pero siempre tenía que decir algo para que se me hiciera más duro irme. ¡Dios, cómo la iba a extrañar!

- Mamá, te llamaré cuando pueda. Ya verás, este año se pasará volando. Te quiero.- le dije con una sonrisa. No me apetecía llorar.

Nos fundimos en un intenso abrazo y, como no, acabé llorando… En fin, es lo que tiene.

Elvira y yo esperamos a que Mamen se despidiera de su hermano y, saludando con la mano y sin parar de llorar, desaparecimos por la terminal.

- Tías… ¡QUE NOS VAMOS A LONDRES!- Elvira era la que estaba más nerviosa.

- Dios… es verdad- Mamen, simplemente, no se lo creía.

- ¡¡Pensad en la de tíos buenos que vamos a conocer!!- Yo siempre pensando en lo mismo jeje. Las tres reímos mientras subimos al avión.

Elvira se quedó dormida… Qué raro. Enserio, esta tía es una marmota, yo no sé cómo aguanta. Mamen estaba leyendo y escuchando música, probablemente One Direction, ya que nos encanta, era nuestro grupo favorito. Y ahí estaba yo, más aburrida que una ostra porque no tenía nada que hacer. Pues me puse a darle al coco, soy de las que se come la cabeza por todo. Pensé en todo lo que dejaba atrás: mi familia, amigos, colegio… Seguramente en menos de lo que pensaba estaba otra vez aquí. Pensé en Edu, llevaba cuatro meses con él y empezaba a quererlo. Me dio por pensar en Mamen y Nacho. Llevaban ya casi cuatro años saliendo ¿pero es que no se cansaban? Y es que se querían como el primer día. Dios… Yo no podría. Y Elvira. Lo dejó con Ignacio hacía un año y desde entonces solo se había liado con algunos en fiestas. Ella no buscaba relaciones serias, sólo quería pasárselo bien y ser feliz, ella era independiente. Eso de pensar cansaba y acabé quedándome dormida.

- ¡Paula! ¡Despiértate! ¡¡Hemos llegado!!- Mamen estaba gritando y sacudiéndome.

- Haz el favor de ser un poco más agradable, que sabes que me pongo de mala leche.- todavía tenía los ojos cerrados.

- Lo sieeeeento…

- Eso. Jeje te quiero tía.- estaba medio sobada todavía.

- Y yo. Anda levántate y coge tus cosas.

No le hice ni caso, como de costumbre. Elvira seguía dormida y tenía que despertarla. Me tiré encima de ella y empecé a hacerle cosquillas por todo el cuerpo. Se despertó y empezó a partirse el culo ella sola. ¡Pero que rara es esta tía! Salimos del avión y entramos en el aeropuerto. Estuvimos esperando a las maletas tres cuartos de hora. Cómo se colaron. Yo llevaba 4 maletas, Elvira 6 (¿¡pero qué llevaría ahí dentro!?) y Mamen, la más normal, sólo 3.

Salimos del aeropuerto y cogimos un taxi, nos dirigimos a nuestra nueva casa y, al bajarnos, les dije a mis amigas:

- Chicas, bienvenidas a Londres.