martes, 18 de septiembre de 2012

AVISO.

Hola, chicas. Quiero deciros que voy a escribir los capítulos 28, 29, 30. en un principio tenía pensado que la novela durara un poco más, como el doble. Pero a la vista de que las circunstancias han cambiado, que ya no me siento con ánimo, no es lo mismo,... he tomado la decisión de finalizarla en el capítulo 30. Quiero aclarar, ante todo, que HE SIDO, SOY, Y SERÉ DIRECTIONER. Ante todo y para siempre. Los apoyaré. Esta decisión que he tomado tiene que ver con problemas personales, nada que ver con los chicos. Simplemente, he perdido la ilusión y las ganas de continuar.


Bueno, todo aclarado. Espero que tengáis ganas de que suba los siguientes capítulos, espero subirlos pronto.

jueves, 28 de junio de 2012

CAPITULO VEINTISIETE


- ¡Dios! ¡Mira lo que tengo!
- Te lo dije.- miré a Zayn mientras él se observaba en el espejo del baño a la mañana siguiente.
- Es… horrible, mírame.- me ordenó. Fui hacia él.
- Tampoco es para tanto.- le animé.- Ayer estaba peor.
- Mi ojo…
- Si es que eres tonto… ¿para que te metes en pelea?
- No empecemos…
Tenía razón, no le iba a echar la bronca otra vez.
- Vamos a la cocina, anda, que te pongo hielo.
El pobre tenía el ojo morado. Edu tenía experiencia en eso de las peleas. Yo había tenido que ir más de una noche con él al hospital porque le habían dado fuerte. Prefería no recordarlo.
En esos momentos era en los que me preguntaba qué hacía yo con Edu. ¿Por qué lo había querido tanto? Ni siquiera yo misma lo sabía.
- Toma,- le tendí una bolsita con hielo dentro.- siéntate en el sofá.
Zayn me hizo caso y se sentó. Yo hice lo mismo.
- Voy a necesitar muchos mimitos mientras tenga esto…
Ese tonito en que me lo dijo… me encantaba.
- Ya lo creo que los necesitas.
- ¿Estás dispuesta a dármelos?- se apartó la bolsa de hielo del ojo y me miró.
- Por supuesto.
Se acercó y empezó a besarme. La bolsa de hielo cayó al suelo y reí silenciosamente.
Como no, ahí estaba mi móvil para interrumpir todo momento de pasión con Zayn.
- ¿Sí?- ni siquiera miré el número.
- Paula.
No me lo esperaba. Para nada. Es más, no me lo podía creer,
- ¡¿Ma-mamen?! ¿Eres tú?- pregunté acelerada. Zayn me miró.
- Sí.
- ¿Me puedes decir por qué llevas tantos días sin darme señales de vida? Estaba preocupada, ¿sabes?
- Lo siento. Quería estar… alejada. Ya sabes, de Londres, de todo un poco.
- Sí, joder, y lo entiendo. Pero podrías haberme llamado para saber que estabas bien, ¿no?
- Es que no estoy bien, Paula.
- Ya, me lo imagino. Pero yo no tengo la culpa. Además, no eres la única que tiene problemas. Bueno, no te voy a echar la bronca.
- Suenas apagada, ¿qué te pasa?
- Edu está en Londres.
- ¿¡Qué!?- preguntó Mamen sorprendida.
- Me lo encontré ayer. Y se peleó con Zayn, en fin, un show.
- Dios, qué fuerte. ¿Por qué no te vienes aquí? Seguro que estás mucho mejor.
- ¿Qué? Ni pensarlo. Para nada. Ni de coña.- afirmé rotunda.
- ¿Por qué no?
- ¿Me ves el tipo de persona que huye de los problemas? No. Yo soluciono mis problemas, no huyo de ellos. Encaro a la realidad, la supero. O por lo menos lo intento. A veces sale bien, a veces no.
- ¿Crees que huyo de mis problemas?- preguntó atemorizada.
- ¿Quieres que te diga la verdad?
- Sí.
- Pues creo que esta vez es exactamente lo que has hecho. Huir. Intentar desprenderte de ellos.
Hubo un silencio, estaría reflexionando.
Al cabo de unos segundos me respondió.
- Me vuelvo a Londres. Tengo que terminar unos asuntos aquí, pero en cuanto los arregle, me vuelvo. Necesito terminar con esto cuanto antes.
- Me alegra oírte eso.
- Me has abierto los ojos, Paula, gracias.
- Nada tía. Oye, te dejo, que esto te va a costar una pasta. En cuanto sepas algo de cuando vienes, me llamas. O para lo que necesites, aquí estoy.
- Vale, te quiero.
- Y yo.
Colgué. Mamen había dado señales de vida. Por fin. Algo era algo.
- ¿Qué te ha dicho?- preguntó Zayn. Ni me había dado cuenta de había hablado español con ella. Así que mientras preparábamos el desayuno le conté la charla.
- ¿Crees que está preparada para volver a ver a Harry?
Pensé por un momento.
- Mmm… no.
- ¿Por qué?
- No sé, no es de las que supera las cosas rápido. A ella le cuesta levantar cabeza.
- ¿Y qué crees que está haciendo en España?
- Supongo que habrá ido a ver a Nacho, estar con su familia… no sé.
- Todo esto es muy raro.- concluyó él.
Decidí cambiar de tema.
- ¿Los tortolitos han dado señales de vida?
- ¿Te refieres a Liam y a Elvira?
- Sí, los tenemos muy olvidados.
- ¡Si es que están muy lejos! Ayer estuve hablando con Liam. Dentro de 4 ó 5 días estarán de regreso.
- Seguro que se lo han pasado de lujo… el Caribe, ¡qué bien suena!- dije yo fantaseando.
- ¿Quieres que vayamos?- me preguntó Zayn.
- No, no.
- ¿Por qué?
- Ya tendremos tiempo de ir, no te preocupes.
Desayunamos tranquilamente. Notaba raro a Zayn. El día anterior había descubierto su parte macarra, su parte posesiva. Sabía que era celoso, pero no como para llegar a ese extremo. Aún así, seguía queriéndolo igual.
*Bip, bip*
- Tengo un mensaje.- fui a por el móvil.
Era de esperar.
- No me gusta nada esa cara…- me dijo Zayn.- Me imagino quien es. ¿Tu ex?
- Seep.
- ¿Y qué dice? ¿Sige dando por culo?
Puse los ojos en blanco.
- Que quede con él por la tarde, blablabla, para hablar, blablabla. Y ya está.
- ¿Sientes algo por él?- me preguntó.
- ¿Pero qué voy a sentir yo por ese desgraciado? De verdad, Zayn, que tienes unas cosas…
- Pff, ya sabes, es duro para mí.
- ¿Por qué?
- No sé, es como… si alguien me estuviera presionando. Siento la necesidad de estar contigo, porque si no, te perderé. Y no quiero perderte. Pero hay dos tíos detrás de ti que no se van a rendir hasta que consigan hundirme. No quiero hundirme. Pero, ¿y si alguno de ellos te hace más feliz que yo? No podría soportar que…
- Shhh, calla.- le puse un dedo en los labios.
- Pero…
- Shh, ninguno me sabe hacer feliz como tú.
Vi una lágrima caer por su rostro.
- ¿De verdad?
- Claro que sí.
Le di el abrazo más fuerte que pude. Él lo necesitaba.
- Te quiero, pequeña.
- Y yo.
Le mandé un mensaje a Edu en el que decía:
``A las cuatro en el mismo sitio de ayer. No tardes.´´
Con eso bastaba. Tenía claro qué iba a hacer.
La tarde se paso rápido y llegaron las cuatro. Fui al banco del día anterior, Edu todavía no había llegado.
- ¡Quiero ir contigo!- me había suplicado Zayn.
- ¡Que no! Tengo que hacerlo sola, pesado.- le había contestado yo.
Me sentía más segura con Zayn a mi lado, pero no podía estar con él a todas horas.
Vi la silueta de Edu aparecer por una calle.
- Hola.- le saludé.
- ¿Qué hay?- se acercó a darme dos besos. Me aparté.
Se quedó un poco cortado. Le tendí la mano y me la estrechó.
- Habla.- le dije.
- ¿Que hable?
- Sí. Tengo que saber que sientes por mí.
- Es difícil de explicar.
‘Ya… claro.’ Pensé.
- No me vengas con tonterías y dímelo.
- A ver, sé que no me vas a creer.
- Prueba.
Se sentó en el banco, pero yo permanecí de pie.
- Yo te quiero, joder, te quiero. Vale que no te lo supe demostrar, y que fui un gilipollas. Pero he cambiado, te lo juro. Estar sin ti todo este tiempo me ha hecho cambiar. Y me he dado cuenta de todos los jodidos errores que cometí.
No sabía que contestar. Parecía sincero, pero…
- No puedo creerte. De verdad que me gustaría, pero simplemente, no puedo.
- ¿Por qué no?
- Porque me has mentido demasiado. ¿Quién me dice a mí que no me mientes para liarte conmigo y volverme a dejar?
- Que no, joder, que es de verdad.- se levantó del banco.
- No sé yo…
- Joder, Paula, que sí, que es verdad, créeme.
- Bueno.
- Perdóname, por favor, fui un capullo.
- Lo fuiste, pero venga, te perdono.
Se acercó y me abrazó. Su olor me era tan familiar, me trajo tantos recuerdos, tantas dudas… ¿dudas? No. Yo no tenía dudas. Yo lo tenía claro.
Me aparté de él y me senté.
- ¡Paula!- gritó una voz conocida.
- ¡Louis!- fui corriendo hacia él y le abracé.
- ¿Cómo estás, pequeña?
- Pues…
- No, no me contestes.- me interrumpió.- ¡Te pasas el día con Zayn! Hay que ver… no te acuerdas de mí, ni de nadie. Estoy enfadado.
- ¡No, Louis! No es eso hombre.
- ¡Que es broma! ¿Cómo me iba yo a enfadar contigo? Habrá que pedirle a Zayn que te comparta un poco, menudo egoísta.- me reí.- Bueno, ¿qué tal? ¿Cómo está mi fan número uno?
- Creído. Pues estaba aquí con…
- ¡Uy! ¡Que no estás sola! No había caído. ¿Pero que modales son estos, Paula? ¿No me presentas?
- ¡No me dejas ni terminar las frases, Louis!- no paraba de reírme. Louis estaba tan loco.
- ¡Hola! Yo soy Louis.- se presentó mientras le daba la mano a Edu.
- Ya, ya sé quien eres. Yo soy Edu.
- Pues encant…- Louis no terminó la frase y me miró como diciendo ``¿en serio?´´.- Eh… bueno, yo me voy, que llego tarde.
- ¡Louis! Espera.- nos apartamos de Edu.
- ¿Qué hace ese tío aquí?- me preguntó Louis con los ojos como platos.
- Ha venido a pedirme perdón y todo eso… ayer se pegaron él y Zayn.
- ¿Cómo? Joder, luego me paso por tu casa para verle. El cabrón no me ha dicho nada… Bueno, ¿cómo estás tú? Lo has debido de pasar fatal.
Sentía que Louis me entendía, y que se preocupaba por mí. Era como un hermano.
- Pues sí, Louis… que esté aquí complica las cosas, pero que encima haga daño a Zayn… uff.
- ¿Y qué vas a hacer?
- Anda, a las 6 en mi casa, cenas allí y os cuanto a Zayn y a ti.
- Vale. Adiós, guapa.
- Adiós, Louis.- le di un beso en la mejilla y se fue.
Me acerqué a Edu.
- ¿Bueno, qué?- me preguntó.
- ¿Qué de qué?
- Que si tú me quieres.
- A ver, Edu. Que tengo novio, y que solo lo quiero a él, ¿sabes? Que él me da mil motivos para quererlo cada día, y nunca me ha hecho daño.
- ¿No quieres estar conmigo?
- ¿Pero qué dices? No. Edu, lo siento, pero no te quiero.
- ¿Nada de nada?
- Que no.
- ¡Pero si he venido a Londres por ti!
- Joder, lo sé, pero no creo que haya sido una buena idea.
- Lo he hecho porque te quiero.
- ¿Y no has podido pensar que yo no te quiero a ti?
Silencio por su parte.
- Lo siento… por haberte complicado las cosas, por haberme portado tan mal, por ser un capullo… bueno, por todo.
- No pasa nada. Vuélvete a España, anda. Tienes tu vida allí. Yo la tengo aquí.
- Te voy a echar de menos, y me va a costar olvidarte.
Sonreí.
- No tardarás en hacerlo.
- Me has marcado, no volveré a ser un capullo.
- Vaya, me alegra oír eso.
Edu se acercó a mí y me abrazó fuertemente.
- Cuando vuelvas a España, llámame, ¿vale?- me dijo.
- Vaaale. Oye.
- Dime.
- Ha sido bonito lo que has hecho por mí. Eso de venir aquí… bueno, me alegro de que hayas cambiado.
- Y yo.
- Bueno, me tengo que ir.- en verdad, lo único que quería hacer era salir de ahí.
- Adiós, Paula. Te sigo queriendo, no lo olvides.
Le abracé fuerte.
- Adiós, Edu.
Me alejé de él mientras una lágrima recorría su mejilla y la mía.

martes, 5 de junio de 2012

CAPITULO VEINTISEIS


Zayn giró la cabeza en el mismo momento en el que pronuncié ese nombre. Hizo ademán de levantarse, pero lo paré.
- No.
- Pero…
- No.- le repetí.
Se sentó de mala gana en la silla mientras Edu se acercaba.
- Por fin te encuentro.- dijo Edu cuando llegó a la mesa.
- ¿Qué?- estaba confusa.
- Perdone señorita, ¿este chico le molesta?- me preguntó un camarero.
Abrí la boca para contestar, pero Zayn lo hizo por mí.
- Sí.- afirmó sin levantar la mirada del plato.
- Bien. Señor, acompáñeme, por favor.
- ¡Espera!- le dijo Edu al camarero.- Paula, tengo que hablar contigo.
- Ya veremos luego.
- Señor, venga conmigo.- repitió el camarero.
- ¡Pero yo quiero hablar contigo ahora!
- Edu, que te vayas de aquí, joder.- al hablar en español, las caras tanto de Zayn como del camarero eran de incomprensión.
- No quiero volver a tener que repetírselo, señor. Acompáñeme.
Edu se fue resignado de la sala con el camarero.
Cuando el ambiente se hubo calmado, y la gente dejó de mirarnos, Zayn me miró.
- ¿Qué coño hace tu ex en Londres? No, mejor, ¿qué coño hace tu ex aquí, ahora, y hoy?
- Zayn, yo sé lo mismo que tú.
Abrió los ojos como platos.
- ¿No sabías que estaba aquí?
- Por supuesto que no.
- No entiendo nada.- dijo confuso y enfadado.
- Yo tampoco, joder.
Los minutos se hicieron siglos, parecía que la cena nunca se iba a terminar. Zayn intentaba sacar tema de conversación, pero yo estaba abstraída, en mi mundo, y apenas respondía con monosílabos.
Al fin terminó. Tenía ganas de reunirme con Edu y averiguar por qué estaba allí.
Salimos del restaurante y ahí estaba él, sentado en un banco. Era de noche, era tarde, apenas había gente en la calle. En cuanto me vio se levantó del banco y vino corriendo hacía mí. Zayn me cogió la mano y se colocó en posición defensiva, lo cual no me gustó en absoluto, y le dije que se calmase.
- Tengo que hablar contigo.- dijo Edu cuando se hubo acercado a nosotros.
- Habla.- le ordené.
- Eh… a solas.
- Adiós.- dijo Zayn en español, tuvo hasta gracia. Me tiró de la mano para que le siguiera.
Miré a Edu mientras caminaba y él me seguía.
- ¿He venido aquí, a Londres, para hablar contigo, y cuando consigo encontrarte después más de dos semanas esperando a verte, sentado en el mismo puto banco todos los putos días, en frente del Big Ben, tú vas y te piras? ¿Así, sin más?
Me paré en seco y le solté la mano a Zayn.
- ¿Cómo dices?
- Digo que…
Zayn le interrumpió.
- Dile al imbécil ése que hable en inglés, que yo también quiero enterarme. Y de paso insúltale de mi parte, o haz algo, pero que sepa que no me cae bien y que le voy a partir la cara como haga algo raro.
- No le voy a decir la última parte.- Zayn puso los ojos en blancos.- Dice que…
- Ya, ya. Me lo imagino. Bueno que te explico…
- Que hables en inglés Edu, que hables en inglés o me voy.
- Sabes que no se me da bien…
- Vamos a ver, sabes que a mí no puedes mentirme, sé que eres bilingüe Edu, te recuerdo que salimos casi 5 meses. A otros podrás irles con el rollo ése de “malote” que no estudia y todo eso, pero a mí no.
- Joder, vale.- Empezó a hablar en inglés, lo cual relajó a Zayn.- Llevo esperando a verte alrededor de dos semanas, he venido aquí, en frente del Big Ben todas las noches, sé que es tu sitio favorito de Londres y…
- Espera. ¿Cómo lo sabes? No he hablado contigo desde… bueno, ya sabes.
Zayn se limitaba a observar la escena cabreado.
- Le pedí a algunos amigos que averiguaran cosas. En qué parte de Londres estabas, en qué calla vivías, el número de piso… ya que yo fui gilipollas y no me interesé por saberlo cuando todavía estabas allí. Pero lo único que averiguaron era que pasabas mucho por el Big Ben, y que vivías en el centro de la ciudad.
- ¿Cómo…?- Dios, vaya lío tenía.- No entiendo nada.
- Da igual, el caso es que, en resumidas cuentas, vine aquí a ver si te encontraba, y lo he hecho.
- ¿Me estás diciendo que viniste a Londres, que es 10 veces más grande que Sevilla, para probar suerte buscándome, y que sólo sabías que me gusta el Big Ben?
- Más o menos.
- Tú estás loco. En serio, ¡¿tienes un problema?!
- No. Oye, encima de que vengo…
- ¡Es que nadie te lo ha pedido, Edu!
- Creía que te ibas a alegrar de verme.
- ¿Cómo me voy a alegrar? Estás mal, en serio, muy mal.
- ¿No me echabas de menos?
- Vamos a ver, hay varias cositas, pequeños detalles, que no te quedan claros. Fuiste un capullo. Me pusiste los cuernos. Y luego lo dejamos. ¿Qué parte de “no quiero volver a verte” es la que no entendiste?
- Yo sí te echaba de menos.- se limitó a decir.
- Sin embargo no me echabas de menos cuanto te liaste con la tía esa.
- ¿Cuándo me vas a perdonar por eso? La cagué, ¿vale? Joder, lo siento.
Me sorprendí, nunca le había escuchado pedir perdón.
- Gracias a Dios, me has pedido perdón. Vale, te perdono. Y ahora dime, ¿qué haces aquí?
- Quería verte.
- ¿No era más fácil…?
- Quería verte.- repitió.
- Vale, he oído suficiente.- Zayn se hizo presente. Casi se me había olvidado que estaba ahí, no había hablado en todo ese tiempo.- A ver, ¿tú te crees que por venir aquí y pedir perdón arreglas la cagada suprema que hiciste? ¿Pretendes llevarte de vuelta a la que ahora es mi novia? Tú te crees que no, pero le hiciste mucho daño, tío. Que cuando ella estaba mal, adivina quién estuvo ahí. Exacto. Fui yo. Y no otro. Yo estuve ahí desde el principio, intentando recomponer el corazón que tú rompiste.
- Y vaya si lo conseguiste, ¿no? Que se enamoró de ti y todo, ¡que bien lo hiciste, campeón!
- Mira, no me vaciles que quiero tener la fiesta en paz.
- A ti lo que te pasa es que te crees superior por estar en un grupo de mierda y tener loquitas a millones de tías por todo el mundo. ¿Qué coño ven las tías en ti?
- No te pases, Edu.- le advertí.
Pero pasó de mí.
- Aprende a hacer música y luego me haces un llamacuelga, ¿sí?
Supe en ese mismo momento que Edu la había vuelto a cagar. Zayn se tomaba muy en serio su música, y no iba a permitir que ningún niñato se metiera con ella.
Zayn le miró fijamente a los ojos, alzó la comisura de su labio superior, sonrió sarcásticamente y levantó el puño derecho. Directo a la cara.
Edu cayó al suelo del tremendo golpe, y yo fui tras él.
- Zayn, ¡¿te has vuelto loco?! ¡¡Llama a una ambulancia inmediatamente!!- corrí hacia Edu y me agaché para ver cómo estaba.
- Paso.
- ¡Zayn, ven aquí!- le grité.
Era tan tarde que no había nadie en la calle.
Zayn se acercó y se agachó conmigo, pero Edu saltó a por él.
Empezaron a pegarse fuertemente. Yo gritaba pero ellos no me echaban cuenta.
- ¡¡Que paréis, joder!!
Seguían pasando de mí, y decidí separarlos. Me daba igual si recibía algún puñetazo, a ese paso iban a matarse.
Me metí en medio de la pelea.
- ¿Queréis dejarlo de una puta vez?
Miré a ambos lados. A Edu le sangraba mucho la nariz y Zayn tenía un ojo medio morado y rasguños por los brazos. Yo lo que tenía era unas ganas de llorar inmensas.
- Pero…- se intentó quejar Edu, pero no le dejé.
- ¡Ni peros ni mierdas! Que lo dejéis y punto, joder. Que parecéis dos niños chicos de mierda pegándose por un caramelo. Voy a llamar a una ambulancia.
- Estate quieta.- me dijo Zayn.
- ¿Le has visto? Tiene rota la nariz, ¿no te has fijado?
- Ostia, verdad.- Zayn empezaba arrepentirse.
- ¿Qué?- Edu se llevó la mano a la nariz.- ¡Mi nariz! Joder, me duele mucho.
Se abalanzó sobre Zayn, pero lo frené.
- O te estás quieto, o te juro que te mando a España a patadas. Y ahora ponte bocabajo y tápate la nariz, si no quieres desangrarte.
Edu se sentó en el suelo e hizo lo que le dije, Zayn fue al banco. Yo llamé a la ambulancia, en 10 minutos llegaría.
- ¿Qué, os sentís mejor?- no contestaron.- Lo que debería hacer es coger mi bolso y salir pitando a mi casa. Dejaros aquí, solos, y que Dios haga lo que quiera con vosotros, porque es lo que os merecéis. Pero no, me voy a quedar aquí esperando a que venga la jodida ambulancia. ¿Por qué os peleabais? Ya ni me acuerdo.
- Se ha metido con mi música.
- Me ha robado a mi chica.- se acusaron a la vez.
- A ver, uno por uno. Zayn, ¿qué más da lo que piense este imbécil de tu música? Porque a mí me da igual. ¿Qué pasa, joder, que no eres tan maduro como para eso? Y tú, Edu, te recuerdo que no estábamos juntos, que quedamos en dejarlo. Así que él no te robó nada, te encargaste de perderme tú solito.- Zayn sonrió.- Quita esa sonrisa, que el que ha empezado la pelea eres tú. La violencia no es la solución, Zayn. Joder, tú eres el tío más pacífico que conozco, ¿qué te ha pasado?
- No sé… me ha puesto de los nervios. Entre lo que te hizo, que se pone a vacilarme… no sé, joder.
- No me sirve, no es escusa. Las cosas se hablan.
- Ya lo sé.
Me sentía como si yo fuera la madre, y mis dos hijos se hubieran peleado por cualquier tontería.
- Lo siento, tío. No quería… bueno, no quería llegar a esto.- se disculpó Zayn.
- No pasa nada, tío, si no hubiera sido tan gilipollas… no habría pasado nada. Probablemente ni estaría aquí.
Zayn se levantó y le dio la mano a Edu.
Yo me senté en el banco. Me alegraba que de perdonaran, pero sabía que Zayn nunca le perdonaría que hubiera sido tan capullo conmigo.
Llegó la ambulancia y curaron rápidamente a Edu, sin embargo Zayn no quiso que lo tocaran, dijo que no era nada, pero se puso una mini bolsita de hielo en el ojo. La ambulancia se fue y nos quedamos los tres solos.
- ¿Dónde vives?- le pregunté a Edu.
- A dos minutos de aquí, me puedo ir solo.
- No, te acompañamos.
Zayn me miró con mala cara, y Edu se dio cuenta.
- No hace falta, de verdad.
- Que sí.
- Bueno…
Estaba viviendo con un amigo suyo que vivía en el centro.
Al despedirse le di mi nuevo número y le dije que me llamara al día siguiente, se acercó a darme un beso en la mejilla, y le dio la mano a Zayn.
- Hasta mañana.- le dije.
Mientras volvía al loft con Zayn, le eché la bronca.
- ¿Cómo se te ocurre pegarle? No es propio de ti, Zayn.
- No sé, Paula, fue un momento de rabia, había mucha tensión, y se me escapó el puñetazo.
- Pero, joder, pegarle… mira lo que tienes en la cara.
- No pasa nada, no me duele.
- Me da igual. Se podría haber evitado, joder.
- Lo sé, lo siento…
- Anda, que no quiero ser dura contigo. Pero tienes que saber que si Edu ha venido a Londres es por algo.
- Ése tiene malas intenciones, Paula, que te lo digo yo. Lo he visto en sus ojos.
- Yo creo que solo ha venido a disculparse…
- ¿Y monta ese pollo solo para disculparse? Venga ya, Paula.
- No sé, prefiero no pensar en eso.
- Vaya aniversario hemos tenido, ¿eh?- rió sarcásticamente.
- Ya vendrán mejores.- le sonreí.
Los tacones me mataban, ya estábamos en la esquina de la calle, pero me los quité.
- ¿Vas a andar descalza?- me preguntó Zayn.
- Sí, no queda anda para llegar.
- Anda, ven aquí.- me hizo un gesto para que fuera a sus brazos.
- ¿No pretenderás cogerme, no?
- Claro. ¡Cómo si fuera la primera vez que te cojo!
- Pero tienes los brazos hechos polvo…
- ¡Anda ya! Ven aquí.
Me subí a sus brazos y me cogío hasta que llegamos al piso.
Se tumbó en el sofá, yo fui al cuarto, me desabroché un poco el vestido y fui a por el botiquín.
Cuando fui al salón, Zayn estaba medio dormido, pero sus heridas no se iban a quedar sin limpiar. Así que fui sigilosamente hacia él y abrí el botiquín.
- ¿Qué haces?- me preguntó adormilado.
- Voy a curarte.
- Mmm… enfermera sexy, cúreme.
- Eres idiota.- me reí.
La luz tenue ambientaba el salón mientras curaba a Zayn.
- Hoy ha sido todo ha sido tan raro…
- Tranquila, ya pasó, mañana será otro día, y será bueno.- me dijo mientras me besaba.
- Contigo, todos los días son buenos.

lunes, 21 de mayo de 2012

CAPITULO VEINTICINCO


Hacía tres días desde mi primera noche loca con Zayn, probablemente la mejor noche de mi vida, y había decidido venirse a vivir conmigo mientras estaba sola, ya que faltaba más de una semana para el regreso de Elvira, y Mamen no daba señales de vida. Llevaba cinco días sin llamar. Parecía que se había tomado muy en serio eso de desaparecer, y yo empezaba a preocuparme.
Por su parte Harry actuaba normal, había ido a disculparme por mi comportamiento, ya que fui un poco… borde. Pobre, él no me había hecho nada, tan solo era una víctima más de las locuras repentinas de Mamen. ¿Qué narices se le habría metido ahora en la cabeza?
Echaba de menos a Louis y Niall, hacía unos días que no los veía, así que decidí ir a verlos, a ver si encontraba tiempo.
Miré el móvil, tan sólo eran las 6 de la mañana. Me revolví en la cama, y encontré a Zayn, a mi lado. Me incorporé y le miré, dormía como un angelito, era tan adorable. Era uno de los momentos en los que me daba cuenta por qué lo quería tanto. Me abracé bien fuerte a él, y dejé que mi mente volviera a soñar.
Cuando volví a abrir los ojos, Zayn seguía exactamente en la misma postura en la que le dejé. Era un dormilón. Volví a mirar el móvil, esta vez eran ya las 9. Yo no podía dormir más, no era una persona que necesitara dormir mucho. Así que me estiré y me levanté lo más silenciosamente que pude.  Me puse una camiseta y fui al baño a lavarme la cara.
- Buenos días princesa.
Me sobresalté un poco, no me lo esperaba.
- ¡Anda! ¿Tú no estabas dormido?
- Sí, pero eres una ruidosa, y me has despertado, hay que ver…
- Joder, lo siento, Zayn, yo no quería…
- ¡Eh! ¡Que es broma!- dijo mientras se levantaba.- Me ha despertado ese maldito rayo de luz, que me daba directamente en los ojos.
- Da gracias a que hace sol.- le dije riendo.
Se acercó a mí y me besó.
- Sí, menos mal, porque hoy es un día especial.- me dijo con cara de bobo.
- Lo es.- sonreí.
- Hoy hacemos un mes.
Y acto seguido siguió besándome.
- Un mes aguantándote.- le dije riendo cuando se apartó de mí.- No sé ni cómo puedo.
- ¿Aguantándome?- puso cara de ofendido.
- Sí. Yo creo que solo sigo contigo por esa tableta que tienes, que sino…
- ¿Te refieres a esta tableta?- me cogió la mano y me la puso en su abdomen.
- A-a esa misma.- joder, vaya cuerpo tenía el tío.
- Pues voy a empezar a comer chocolate para que dejes de salir conmigo solo por mi tableta.
- ¡Noooooooooooooooooooo! Si yo te quiero por más cosas, hombre.
Empezamos a reírnos.
- Estás loca.
- No, tú me vuelves loca.- se acercó para besarme, pero yo me zafé de él, y me fui del cuarto riéndome.- ¡Oye!
- ¿Qué?- dije sin aguantar la risa.
- Que no me puedes dejar así, me debes un beso.
- Ya, ya.- le di un pico rápido.- Ya no te debo nada.
- ¿Cómo que no? ¿Qué clase beso es ese? ¿Eh?- preguntó, haciéndose el indignado.
- Es un beso, ¿no te ha gustado?
- Es que ha sido muy corto…- puso cara triste.
- Bueno… a ver si este te gusta más.
Le agarré del cuello y atraje sus labios a los míos, lentamente, haciéndole sufrir un poco. Cuando nuestros labios se rozaron, bajó sus brazos a mi cintura, y nos fundimos en un beso que parecía no tener fin.
- ¿Te gusta más este?- le pregunté entre beso y beso.
- Sí… te quiero.
Pero, como no, ahí estaba mi móvil, el rey de estropear todos mis momentos bonitos.
- Anda, voy yo.- se ofreció.
- Vale, y yo voy a ver que hay de comer. ¡Qué hambre!
Abrí el frigorífico. Había una caja de Donuts de chocolate. Ya teníamos desayuno.
- ¿Robert?- gritó Zayn.
Mis alarmas se encendieron. Peligro, peligro.
Zayn apareció por el salón.
- Zayn, cálmate.- le susurré, se había alterado.
- Escúchame, cabrón, deja a mi novia en paz, ¿te enteras? No quiero que la llames, no quiero que la veas, ¿está claro? La última vez que la viste se pasó llorando una hora, a saber que le harías, porque no me lo ha querido contar, ¿sabes?
- Quiero hablar con Paula.- oí a Robert al otro lado del teléfono.
- Y yo quiero 5 Ferraris, ¡no te jode!- Zayn colgó el teléfono.
- ¿Pero tú eres subnormal, o qué te pasa?- le dije.
- ¿Qué? Si este mamón llamaba para jodernos.
- ¡¿Tú qué sabes para qué llamaba?! ¡Ni si quiera les has dejado hablar!
- Paula, ¿te estás oyendo? ¿Quieres que te recuerde cómo te recogí la última vez que le viste?
- No, no me lo recuerdes, que lo sé perfectamente. ¿Y si llamaba para disculparse? Dame el móvil.
- Toma el puto móvil. Eres jodidamente buena Paula, y te van a hacer mucho daño como sigas así.
- De momento me va bien.
- Anda, llámalo, que me tiene intrigado, ¿qué querrá?- dijo irónicamente.
- A veces te pones insoportable, Zayn.
- Es que ese tío me jode mucho. Me pone nervioso.
- ¿Quieres relajarte? No pasa nada.
- Me calmo. Pero como te diga algo raro, es que…
- Zayn, que vale. Dame un beso, anda.
Me besó rápidamente. Yo fui al sofá y le di al botón de llamada.
- Paula.- dijo rápidamente Robert.
- Hola.- contesté seria. Vale, quería perdonarle, pero tampoco era fácil de olvidar las cosas que me había dicho.
- ¿Cómo estás?- me preguntó.
- Bien, ¿tú?
- Echándote de menos.
Ese tipo de cosas me agotaban la poca paciencia que tenía. Viniendo de él… en fin.
- Robert, ¿por qué me llamas? ¿Qué quieres? ¿Por qué llamas dos semanas después?
- Llamo en son de paz.- esperó a que contestara, pero no lo hice.- Escucha, Paula, quiero hablar contigo.
- Bien, por eso me has llamado.
- Eh… quería decir… bueno, en persona.
- Ah.- me limité a decir.
- ¿Puedo verte hoy?
- No sé si es una buena idea, Robert.- Zayn querría pasar el día conmigo.
- ¿Por qué? Solo van a ser 5 minutos, te lo prometo. Puedo ir a tu casa, así no te tienes ni que mover.
- A mi portal, mejor. Y serán solo 5 minutos, ni uno más, ni uno menos.- miré a Zayn. Estaba en la cocina con los cascos puestos. No querría escuchar la conversación.
- Con eso me vale.
- Vale, pues hasta luego.
- Adiós, un beso.
Colgué.
En ese mismo momento me arrepentí de haber quedado con él. No quería verlo. Quería olvidarlo. ¿Olvidarlo? No había nada que olvidar. Robert era tan solo un amigo. Solo eso.
- ¿Qué te ha dicho ese payaso?
Estaba tan absorta en mis pensamientos, que me sobresalté cuando Zayn me preguntó eso.
- Eh… quiere verme hoy.
- ¿Le habrás dicho que no, no?
No contesté, sabía que se pondría así.
- ¿No?- insistió.
- No, Zayn, no. Le he dicho que sí. Tan solo van a ser 5 minutos, no creo que pase nada.
- ¡Venga ya, Paula! No me lo creo.
- Lo siento. Ya sé que es un día importante, pero tengo que arreglar las cosas con él.
- ¿Y no puedes arreglarlas otro día?
- No. Cuanto antes, mejor.
- Joder, Paula.
- Zayn.- le dije.
- ¿Qué?
- No puedes ser tan celoso.
- ¡No lo soy! Pero ese tío te ha hecho daño, y paso de que te lo vuelva a hacer.
- No creo que me lo haga, no se lo voy a permitir.
- Eso espero.
Me limité a quedarme en silencio.
- Paula.
- Dime.
- ¿Me quieres?- su cara era seria.
Esa pregunta me cogió de sorpresa. ¿Acaso no lo sabía aún?
- ¿A qué viene eso, Zayn?
- No sé…- parecía preocupado.
- ¿Cómo no te voy a querer? Eres lo mejor que tengo. Deberías saberlo ya.
- Si en verdad sí lo sé, pero…
- No, Zayn, no quiero peros. Te quiero. Te quiero, no hay más.- me senté en sus rodillas.
- Nena, no quiero perderte.
- No me vas a perder. De verdad, Zayn, no sé que tienes en la cabeza que te hace pensar eso.
- Prométeme que no vas a hacer nada raro con Robert.
- Zayn, no tengo ni que hacerlo. Te he dicho que van a ser 5 minutos.
- Prométemelo.
- Zayn…
- ¡Prométemelo!
- Está bien, te lo prometo. ¿Contento?
- Sí.- contestó con una amplia sonrisa.
- Jajajaja eres de lo que no hay.
- Soy especial.
- Lo eres.- dije, y entonces le besé.
Hice tiempo mientras esperaba a que Robert me llamara. Estuve con Zayn haciendo el tonto por la casa.
De repente, sonó el telefonillo.
Bajé al portal, y ahí estaba Robert, sentado en las escaleras esperándome. Estaba jodidamente guapo, más que la última vez que le vi. Y no, eso no me gustaba nada.
- Hola.- le saludé seca.
Se giró, se levantó y me miró de arriba abajo.
- Hola.- se acercó para darme dos besos, pero yo me aparté levemente.- Bien… veo que estás bastante enfadada.
- ¿Qué quieres Robert? Tengo cosas que hacer.
- ¿Por qué hoy es tan importante?
Dudé en si decírselo o no.
- Hoy hago un mes con Zayn y quiero estar con él.
- Así que es eso… ahora lo entiendo.
- Déjate de rollos, en serio, y dime ya lo que sea.
- Quería pedirte perdón por mi comportamiento inmaduro del otro día… no era mi intención ser tan gilipollas, pero creo que, no sé, no te imaginaba saliendo con él. Bueno, para serte sincero no te imagino ni con Zayn, ni con nadie. A no ser que ese alguien sea yo.
Abrí los ojos como platos, ¿en serio me estaba diciendo eso? No creía que a Robert le gustara, siempre que habíamos quedado me hablaba de una tal Sam o algo así, y le había aconsejado qué hacer con ella y todo eso.
- ¿Qué quieres decir, Robert?- le dije con voz temblorosa.
Vaciló un poco antes de contestar.
- Que desde ese mismo día que te vi a los pies del Big Ben, con tu cámara colgada al cuello, tu bloc de notas para apuntar en la mano, tus gafas marrones, y tu cara de española con expresión perdida, desde ese mismo día, no he dejado de pensar en ti.
- Robert, yo… no sé…
- No tienes que decir nada.- me cortó.- Sé que tú no sientes lo mismo.
Se dio la vuelta y se sentó en un poyete de la calle. Le seguí y me senté a su lado.
- Lo siento.- susurré. Todo sentimiento de odio que pudiera haber sentido hacia Robert había desaparecido.
- No, no lo sientas. Lo entiendo. Él es guapo, alto, rico, famoso… lo tiene todo. Yo tan solo soy un estudiante que se gana la vida trabajando media jornada en un restaurante más de Londres.
- Te equivocas, y por partida doble.
- ¿Qué?
- Todas las cosas que has dicho de Zayn son cosas sin importancia, lo que verdaderamente me enamoró de él no es ni su físico, ni lo famoso que es, ni nada de eso. Él es un chico genial, y el interior es lo que me importa. Los dos sois geniales, y tú no eres ningún don nadie a quien nadie le importa, yo creo que vales mucho.
- ¿En serio?- preguntó esperanzado.
- Claro. En verdad te pareces a Zayn y todo.- contesté con una sonrisa.
No debería haber dicho eso. Pareció como si se le viniera el mundo encima.
- Y si me parezco a él, ¿por qué no te has enamorado de mí?
- Eso son cosas distintas, Robert.
- ¿Por qué? Podrías haberlo hecho perfectamente.
- Podría, no lo sé. Pero el destino puso en mi camino a Zayn. ¿Quién sabe que hubiera pasado si no lo hubiera conocido? Pero las cosas han pasado como han pasado.
- ¿De verdad lo quieres tanto?- preguntó extrañado.
- Sí, mucho.
- Y a mí, ¿no me quieres?
- Robert…
- Esas cosas se saben, Paula. Yo sé que me quieres, pero lo niegas. Lo niegas porque sabes que no puedo gustarte.
- Piensa lo que quieras, eres libre.- miré el reloj.- Me voy, se me hace tarde.
Me levanté, pero él hizo lo mismo y, tirándome de la mano, me obligó a dar la vuelta.
- Mírame, mírame a los ojos y dime que no me quieres.
Alcé la vista y me topé con sus ojos verdes. Había olvidado lo preciosos que eran, me perdí en su profunda mirada. Tanto, que cuando me di cuenta casi tenía sus labios en los míos.
- ¿¿Qué haces??- grité. La gente que pasaba por la calle en ese momento me miró.
- Quiero besarte.- dijo tranquilamente.
- ¡¡No!! ¿No te has enterado todavía de que tengo novio? ¿No, verdad?
- Paula, ¿en serio?- se rió.
Lo miré, incrédula.
- ¿De qué te ríes?
- De que me parece increíble que todavía no admitas que te gusto. Venga, anda, dilo.
- Robert, no. No me gustas.
- No me lo creo. No me has mirado a los ojos y me lo has dicho.
- ¿Es necesario?
- Sí.
- Está bien.
Le miré, pero no fui capaz de decírselo. ¡Mierda! ¿En serio me gustaba Robert? Había sido un cabrón, pero aún así…
- ¿Paula?
- ¿Qué?
- ¿Has visto? No puedes decírmelo, sabes lo que significa, ¿no?
- Sí, lo sé.
Me dirigí a paso apresurado hacia el portal. Abrí la puerta.
- ¡Nena!- me llamó.
- No me llames nena.- le dije seria.
- Vale, ¡tranquila! ¿Cuándo piensas hablar de esto?
- No lo sé. Y quita esa sonrisa de satisfacción de la cara.
- Has reconocido que te gusto.
- No lo he hecho.
- Bueno, como quieras.- se acercó a mí y me besó en la mejilla.- Sube rápido, anda, que seguro que tu novio te está esperando impaciente arriba.
Y acto seguido se marchó con una amplia sonrisa en la cara.
Yo me quedé ahí, detrás de la puerta, pensando en lo que había pasado ahí fuera.
¿Era posible que me gustara Robert? ¿Por qué? Había sido un cabrón, pero, ¿aún así? Mira que a veces las tías somos masoquistas… y yono era una excepción.
Tenía claro que estaba enamorada de Zayn, pero, ¿acaso había una mínima parte en mi corazón en la que cupiera otra persona? Y en ese caso, ¿esa persona sería Robert? Estaba hecha un lío. Y me sentía como una mierda, ¿estaba dudando de mis sentimientos por Zayn? Argh, quería gritar, gritar y evadirme del mundo. Esconderme en el recoveco más alejado de la Tierra y quedarme allí.
Pero había que volver a la realidad. Tenía esa cenita romántica con Zayn, la que llevábamos preparando días, y no podía defraudarlo. Así que me tragué todas mis penas y subí a la casa.
- ¿Qué tal te ha ido con ‘ese’?- no me gustó su tono.
- Bien, pero paso de él,-mentí.- así que alegra esa cara que esta noche es importante.
- Bien.
La tarde se pasó rápida, sería por la depresión que tenía encima. Cuando llegó el momento me duché y me puse ese precioso vestido negro ceñido que me había comprado para la ocasión, y mis tacones rosas preferidos. Zayn iba guapísimo, se había puesto unos pantalones blanco roto y una americana azul. Íbamos de punta en blanco.
Salimos para el restaurante, aquel que tanto me gustaba, en frente del Big Ben, uno de los más caros de la cuidad. El chico de la entrada nos guió hasta nuestra mesa, una en la parte derecha de la sala. Era un restaurante precioso, muy bien iluminado, y con una ambientación en el siglo pasado.
- ¿Qué van a querer los señores?
- Yo quiero lo que él quiera.- dije, y le guiñé el ojo a Zayn.
- Te vas a enterar… pues dos langostas.
- Así que dos langostas…- dijo el camarero mientras apuntaba.- Pues muy bien, enseguida las traigo.
- Muchas gracias.- le contestó Zayn.
- ¡Me encanta este restaurante, Zayn! Es… increíble. Mira toda esa gente.- le dije mientras me acercaba a él.- Se nota que son de la alta sociedad, ¿verdad? ¡Mira que peinados!
Zayn me miró cariñoso.
- Jajajaja sí.
- Eres el mejor trayéndome aquí, ¿lo sabías?
- Soy el mejor porque tengo a mi lado a la mejor.
- Te quiero.
Pasado un rato trajeron las langostas. Estaban deliciosas. Mientras comíamos charlábamos y observábamos a la gente que entraba y salía. Me hacía mucha gracia, la mayoría eran los típicos ingleses estirados.
Se oyó como un alboroto en la puerta del restaurante.
- ¿Qué pasará?- le pregunté a Zayn.
- Ni idea. Bueno, ya nos enteraremos.- contestó Zayn mientras seguía comiendo.
El alboroto seguía. Y, de repente, apareció un chico por la puerta de la sala. Se me cayó el mundo al suelo, no podía creérmelo. Mi corazón iba a mil por hora en ese momento. No sabía donde meterme, solo quería cerrar los ojos y que todo aquello fuera un sueño. Volverlos a abrir y encontrarme delante a Zayn, y a nadie más. Pero eso no era lo que realmente estaba pasando.
El chico se acercó a mí. Hasta que llegó a mi mesa.
- ¿Qué haces aquí, Edu?

sábado, 5 de mayo de 2012

CAPITULO VEINTICUATRO


Me despertó el rumor del agua golpeando mi ventana. Me gustaba esa sensación. Era como mi despertador único y personal.
A pesar de que ya había entrado el verano hacía casi un mes, en Londres seguía lloviendo. Yo me empezaba a acostumbrar a eso de salir con paraguas a la calle pero todavía no estaba muy mentalizada.
Salí de la cama y me estiré.
Me metí en la ducha, recordando perfectamente la noche anterior.
“- ¿Dónde está, Paula?
- Déjame, Harry.
- ¿No me oyes? ¡¿Que a dónde ha ido Mamen?!
- A mi no me grites.- le dije seria.
- Lo siento, es que… joder, hace dos días que no me coge el móvil, y ahora vengo a vuestra casa y no está.
- Pues ya ves, estoy solita, adiós.
Intenté cerrar la puerta, pero Harry puso el pie en medio.
- Está bien, pasa.- accedí resignada.
- ¿Me vas a decir dónde está?- preguntó tranquilizándose.
Tardé en contestar. Se impacientó.
- Solo si me prometes que no me vas a montar un numerito.
- Prometido.
- Se ha ido.- me limité a decir.
- ¿A dónde? ¿A dar una vuelta? ¿A comprar un Donut?
- No, Harry, no, ¡mierda! Se ha pirado, ¿sabes? ¡Se ha largado!- dije alterada.
- No es posible.- dijo, temiéndose lo que estaba pasando.
- Sí, Harry. Se ha ido a Esp…
- ¡No lo digas!- me interrumpió.- No sabía que iba a doler tanto escucharlo.
Hubo un largo silencio.
- Lo siento…- dije al fin.
- Ya… ¿cuándo se fue?
- Haré un par de días.
- Joder… ¿y cuándo va a volver?
- Ni idea.
- ¿No lo sabes? ¿No has hablado con ella?- dijo sombrado y triste.
- No. Dijo que quería intimidad. Y que volvía para pensar.
- O para ver a su querido novio.- susurró irónico.
- Harry, cállate, tú no sabes nada.
- No, es verdad, yo no sé nada. Yo soy gilipollas.
- No te pases Harry, joder.
- Es que es verdad. A mí nadie me cuenta nada, y nunca se tienen en cuenta mis opiniones.
Le miré. Tenía razón, pero Mamen me había dicho que no le dijera nada. Sentía haberlo hecho, pero él merecía saberlo.
Gracias a Dios sonó el timbre de la puerta.
- Hola, preciosa.- Zayn me besó en los labios.
- Hola.
- ¡Mira lo que traigo! ¡Comida china! Tu preferida.- dijo Zayn sonriéndome mientras entraba e iba al salón. Se paró en seco.- ¿Harry? ¿Qué haces aquí tío?- Zayn me miró nervioso, comprendiendo la situación.- Eh, no sabía que estabas aquí, si no, hubiera traído comida para ti también.- le dijo alegre, intentando calmar el ambiente.
- No pasa nada, yo me iba ya.
Harry se levantó y yo me acerqué a Zayn.
- ¿Le has contado lo de Mamen?
Zayn susurró, pero no lo suficiente.
- ¿Tú lo sabías? ¿Lo sabías y no me lo has contado? ¡Zayn, tío!
- Lo siento Harry, pero nos dijo que no te contáramos nada.
- ¿Nos? ¿Así que todos lo sabéis, no? Era de esperar.- Zayn y yo nos miramos sin saber que decir. - Vale, vale. Gracias por tenerme engañado todo este tiempo.
- Lo siento, tío, nosotros no queríamos…
- Déjalo, está bien, no pasa nada.
Y acto seguido cerró la puerta con un portazo.
- No te preocupes, se le pasará.”
Volví a la realidad.
No había sido tan malo. Sinceramente, me esperaba una reacción más exagerada por parte de Harry.
Salí de la ducha y me arreglé, quería ir a dar una vuelta, si dejaba de llover, claro.
Salí al salón y me vino un olor irresistible a tortitas.
- Buenos días, princesa.
Zayn me agarró de la cintura y me besó.
- Buenos días.- le dije alegre.- Huele tan bien…
- Estoy haciendo tortitas.- dijo con una amplia sonrisa.- Es que hoy me he levantado temprano, pero no quería despertarte, parecías cansada.
- Lo estaba. Pero ya estoy fresca, la ducha me ha sentado muy bien. ¿Has hablado con Harry?
- No. Oye, Paula.
- Dime.
- ¿Quieres dejar de darle vueltas a todo? Relájate, haz el favor. Deja de pensar en problemas. Y menos si no son tuyos.
- Pero es que…
- Que no.- me cortó.- No me pongas excusas. Todo está bien, hazme caso. Conozco a Harry, y se le pasa rápido todo. Además, Mamen tendrá que volver algún día, ¿no?
- Sí, pero tengo miedo de que venga con su novio, o cualquier cosa, y que a Harry le afecte.
- Shhh, en ese caso, ya tendremos tiempo para preocuparnos. De momento preocúpate por ese plato de tortitas con nata que tienes que comerte.
- Eres el mejor.
- Ya, por eso me quieres. Anda, vamos a desayunar.
Las tortitas sabían a gloria. Zayn era un bueno cocinero.
Estuvimos jugando a las cartas hasta que se nos hizo tarde y Zayn preparó unos macarrones deliciosos.
Después de comer, Zayn cogió el portátil y abrió Twitter. Los dos estábamos muy enganchados.
- Oh… ¡mira la foto de perfil de Liam!- me dijo.
- ¡A ver!- corrí y me senté a su lado.
Era una foto con Elvira en el crucero con una de las islas del Caribe por detrás.
- Dios mío, es preciosa.- dije yo.
- Sí, seguro que se lo están pasando en grande.
- No lo dudes. ¿Pero has visto el paisaje? Es… increíble.
- Voy a contestar a algunas fans, hace algún tiempo que no lo hago.
- ¡Contéstame, contéstame! ¡Por favor!- me hice la fan loca.- ¡Oh Dios mío, Zayn, te quiero tanto! ¡Dame un abrazo, Zayn! ¡Eres tan guapo! ¡Dios mío!
Zayn rió escandalosamente.
- Calla, anda. Te recuerdo que hace nada tú eras así.
Era verdad, yo siempre había sido de ese tipo de fans. Bah, no me arrepentía, además, seguía siéndolo.
- ¿Qué te dicen?- le pregunté curiosa.
- Últimamente solo me preguntan si tengo novia y todo eso, como te pongo tweets, se han dado cuenta. Y las que ya lo saben me preguntan por ti.
- ¿Y qué te dicen de mí?
- La mayoría son muy amables, y dicen que como eres directioner, les caes bien.
- Prueba de las fans, ¡superada!- alcé las manos en señal de victoria.- A mí también me ponen cosas, como que no te deje, que me porte bien contigo, que te trate bien… y es como, “bueno vale, es mi novio, ya lo trato bien y lo quiero”.- me reí.- Pero yo creo que les importas, Zayn, y es algo bueno que me acepten, es señal de que te quieren.
- Las directioners lo son todo para mí.
- Fuera de mi casa.
- ¿Qué?- dijo desconcertado.
- ¿Lo son todo, no? ¿Y yo qué?- hice como si llorara.
- Jajajaja tú no lo eres todo, tú eres mi vida.
- Jo, Zayn, te quiero mucho.
- Y yo a ti.- dijo mientras me besaba.- Ya sé que foto me voy a poner yo de principal. La que nos hicimos en Hyde Park.
Hyde Park era el parque más grande de Londres, estaba en el mismo centro, y me encantaba ir.
- Esa es muy bonita. ¿Sabes que desde que las fans saben que estamos juntos tengo más seguidores? En apenas dos semanas me han aumentado 30.000 seguidores casi. Es una pasada. Aunque no creo que me los merezca, yo no he hecho nada importante.
- Anda y calla. ¡Mira! Ha dejado de llover. ¿Vamos a dar una vuelta? Tengo la moto abajo.
- Venga, vamos.
Cogí una chaqueta y bajamos a la calle.
- ¿A dónde quieres ir?- me preguntó.
- No sé, sorpréndeme.
Salió corriendo con la moto y yo me agarré a su cintura.
Llevábamos un rato pensando donde bajarnos, cuando se nos pegaron dos coches y dos chicos empezaron a hacernos fotos con unas cámaras enormes.
- ¡Mierda!- exclamó Zayn.
- ¿Paparazzis?
- Sí. ¿Es que no me pueden dejar vivir?- gritó.
- ¡Relájate!
Zayn le metió caña a la moto y salimos disparados. Al final acabamos despistándolos, y vimos Yogurtlandia al final de una calle. Nos bajamos de la moto y fuimos para allá.
Pedimos y nos sentamos en una mesa.
- Me ponen de los nervios, joder.
- Tranquilo Zayn, ya está.
- No, Paula, es que me jode mucho. ¿Por qué se meten en mi vida? No estoy trabajando ahora mismo, estoy en mi tiempo libre, pero siguen ahí.
- Bueno anda, ya no están, cálmate.
- Vale… pero es que no los aguanto.- continuó hablando.- A mí pueden molestarme, pero a ti no, joder.
- ¡Anda ya! Por mí no te preocupes Zayn, de verdad.
- Bueno me voy a relajar.
Al cabo de un rato se acercaron dos niñas de unos quince años a nuestra mesa. Estaban muy nerviosas.
- Zayn… perdona que te molestemos pero… ¿podrías hacerte una foto con nosotras? En fin, sólo si quieres…
- ¡Claro pequeñas, venid aquí! ¿Cómo os llamáis?
Las caras de las chicas se tornaron felices.
- ¡Yo soy Rose!
- ¡Y yo Sarah!
Una de ellas sacó una cámara y Zayn la cogió.
- Paula, ¿me haces una foto con Rose y Sarah?
Yo sonreí.
- Claro.
Zayn me tendió la cámara y les hice un par de fotos.
- ¿Tu eres Paula, su novia?- me preguntó la chica que se llamaba Sarah. Yo me ruboricé.
- Sí, soy yo.- les dije sonriente.
- ¿A que es guapa?- dijo Zayn.
- Sí, lo es.- dijo Rose.- ¿Eres directioner?
- Ellos son mi vida.- le respondí.
- Entonces eres bienvenida a esta familia. Te lo mereces, y enhorabuena por estar con él.- me dijo seria.
- Gracias.- le dije sonriente.
- Anda, Rose, vámonos, no molestemos más. ¡Gracias a los dos! ¡Sois los mejores!
- ¡Hasta luego!- les dije sonriendo.
- ¡Adios, guapas!- dijo Zayn mientras movía la mano.
- Eso que has hecho ha sido precioso Zayn.
- ¿Qué he hecho?- preguntó curioso.
- No sé, la manera en la que has hablado con ellas, cómo las has tratado… cualquier otro no lo habría hecho así.
- Ellas se merecen lo mejor.
- Desde luego.- los dos sonreímos.
Cuando estábamos a punto de terminar, a través del cristal vimos que los coches de los paparazzis se paraban en frente del local.
- ¡Mierda! Nos han seguido. ¡Joder!- exclamó.
- Vámonos, Zayn.
Salimos corriendo mientras nos hacían fotos, y cuando nos montamos en la moto nos siguieron con el coche.
- ¡Tendremos que dar vueltas hasta que los despistemos!- gritó Zayn. Íbamos tan rápido que apenas le oía.
- ¡Vale!- le contesté.
Al cabo de un rato volvimos a perderlos de vista.
- Tengo que echarle gasolina a la moto.
Fuimos a una gasolinera. Zayn encendió un cigarro y le miré mal.
- ¿Qué te he dicho Zayn? Que no fumes, joder, ¡no es tan difícil!
- Lo siento, lo necesito. Esos paparazzis me han puesto de mala hostia.
- Me da igual Zayn, no hay escusa para destrozarte los pulmones.
- Joder, Paula…
- ¡No! Prométeme que lo vas a dejar.
- Vale, te lo prometo.
- En serio.
- ¡Que sí!
- No te creo.
- ¿Cómo puedo demostrártelo?
- Dame el paquete de tabaco.
Zayn sacó el paquete.
- Toma, pesada.- Yo sonreí satisfecha.- ¿Qué vas a hacer con él?
- Esto.
Fui a la papelera más cercana y lo tiré.
- ¡No me lo creo! Tú estás mal de la cabeza.
- Ya me lo agradecerás.
Fuimos a pagar y volvimos a coger la moto. Estaba lloviendo.
- Joder, estamos lejos de tu casa.- dijo Zayn.- ¿Quieres que llame a un taxi para que no te mojes?
- No, yo me voy contigo.
- Pero te vas a mojar…
- No importa, no hace frío.
- Pero…
- Zayn, que me voy contigo, no hay más que hablar.
- Cabezota.
- Guapo.
Zayn rió y le metió marcha a la moto. La lluvia en contacto con la piel no estaba tan mal.
Cuando llegamos era casi de noche y empezaba a refrescar.
- ¡Dios mío! Me he calado de arriba abajo.- le dije riendo.
- Te dije lo del taxi…
Empecé a reírme como una loca. Zayn me miró raro.
- ¿Qué te ocurre?
- Nada.- dije sin parar de reír.- Es solo que la situación es graciosa. ¡Mírate! ¡Mírame! Estamos caladitos hasta los huesos.
Zayn empezó a reírse también. Cualquiera que nos viera…
- Me voy a la ducha.- dije cuando terminamos de reírnos sin sentido.
- Espera.- dijo. Me detuve.- Estás muy sexy así.
- ¡No veas!
Se fue acercando lentamente a mí.
- Te quiero.- susurró cuando su cara estaba a tres centímetros de la mía.
Y empezó a besarme.
Nuestros cuerpos estaban juntos, sus manos descendieron por mi espalda hasta llegar a mi cintura. Y yo escalé la suya hasta llegar al cuello. La pasión se apoderaba de nuestros cuerpos.
De repente, Zayn me levantó por las piernas y me cogió al estilo princesa, y sin parar de besarme, nos dirigimos a mi cuarto.
Zayn me posó suavemente en la cama, siguió besándome hasta que estuvimos tumbados. En mi mente solo estaba él. Lentamente fue quitándome la camiseta, la cual estaba húmeda. Yo fui quitándole el botón del pantalón, hasta que acabé quitándoselo todo. Seguimos besándonos, la noche cayó sobre nosotros.